Mozambique en unos días
Esta es la ruta de mi viaje. Pretendo en estas páginas ayudar a cualquier viajero a planificar su viaje a Mozambique. Muchas veces la información es escasa, las guías en español son muy pocas o inexistentes, la información sobre transportes es nula... Hay muchas opciones, muchas ciudades, muchos sitios para visitar, por lo que sería imposible condensarlo todo aquí. Esto, por lo tanto, son solo unas pinceladas, una idea para un posible itinerario para conocer el país en aproximadamente tres semanas. En definitiva, la ruta que yo hice en mi gran viaje a Mozambique.
Aunque para llegar a Mozambique desde Europa hay distintas posibilidades, yo lo hice desde Lisboa. Viviendo en Galicia, como es mi caso, quizá sea la mejor opción. El único vuelo directo desde Europa es desde la capital portuguesa. Hasta hace poco solo existía ese vuelo con la compañía nacional portuguesa, la TAP. Pero actualmente, LAM (Linhas aéreas de Moçambique) también opera con conexión directa desde Lisboa. Aunque, en mi caso, llegué a Maputo con la compañía de Angola, la TAAG, aprovechando una buena oferta, con escala en Luanda.
En mi caso, viajé a Maputo por 550 € ida y vuelta con la compañía TAAG
Nunca había viajado con esta compañía, y a pesar de algunas críticas que había leído con anterioridad, la experiencia no pudo ser más satisfactoria. El avión de Lisboa a Luanda: un Boeing 777-300, totalmente nuevo. La atención del personal, muy buena y la comida, bastante correcta... Quizá el único inconveniente fue que el avión iba llenísimo, ni un solo asiento libre y eso que esta compañía tiene dos vuelos diarios que unen Lisboa con Angola, un síntoma más de que la comunidad angoleña es la más numerosa de las antiguas colonias africanas en Portugal.
Justo todo lo contrario del vuelo de Luanda a Maputo. El avión, mucho más viejo pero igual de grande que el anterior vuelo, iba con un ocupación bajísima. Un vuelo placentero, solo interrumpido por la desinfección constante de la tripulación para evitar la propagación de enfermedades, principalmente del mosquito Anopheles, causante de la malaria. Sin duda, síntoma de que ya estaba en África. En unas horas llegaría a Maputo.
Vistas desde el avión llegando a Maputo
Maputo me recibe con sus casi 40 grados. El aire es distinto. La sensación de bochorno es total. Pero ya estoy. Después de casi 12 horas de mi salida de Lisboa, ahora sí, por fin. Comienza mi aventura. Maputo es una las ciudades más vibrantes de África. Estoy cuatro días disfrutando de la capital del país, antes de emprender rumbo a otros destinos de Mozambique. Es lo mínimo que recomiendo para empaparse totalmente del espíritu de Maputo y conocer con tranquilidad todos sus rincones. Por supuesto, el viajero puede considerar en función de sus necesidades ampliar o acortar su estancia en la capital, pero a mí -he de reconocer- me supieron a poco esos días en la capital.
Mercado de artesanía en la ciudad de Maputo
Después de mi estancia en la antigua Lourenço Marques (Maputo, en la actualidad), pongo destino a Quelimane. Sería mi punto de entrada hacia el norte del país. Y he de reconocer que ahí es justo cuando empieza mi aventura real, el verdadero Mozambique, o -al menos- al que a mí más me atrapó. Todo el mundo te comenta que hay dos países dentro de uno. Y es cierto. Tenemos el Mozambique del sur, donde está Maputo y las zonas más turísticas y, después, el Mozambique del norte, donde el modo de vida y las costumbres de la población son completamente diferentes.
A Quelimane, capital de la provincia de Zambezia, llego en un vuelo interno de la compañía nacional LAM. Un vuelo puntual (a veces esto en África no es habitual) y muy cómodo. Quelimane tiene varios puntos de interés, aunque por momentos parece algo desangelada y da la impresión de que pasó por mejores momentos, como lo demuestra su vieja (pero preciosa) catedral abandonada.
Catedral de Quelimane, viejo testimonio de la época colonial
En Quelimane estoy dos noches. Hasta ahora todo había transcurrido en un entorno urbano. Toca cambiar. Hay que madrugar para emprender rumbo a Gurué. Un duro trayecto en chapa de nueve horas. Gurué, como comentaré más adelante, fue una de mis mejores experiencias en el país. Parece un lugar perdido en la última esquina de África. A veces tenía la sensación de estar desubicado o me preguntaba como había llegado hasta allí. La sensación de ir paseando por sus campos de té o por los reconditos paisajes del Monte Namuli (la segunda montaña más alta del país) me trasladaban a otro mundo. Todos me miraban, los más atrevidos me saludaban. Yo, el blanco, allí era el extraño.
Descanso en la chapa, camino de Gurué
En Gurué estoy otras dos noches. Mi próximo destino: Cuamba, provincia de Niassa. Mi objetivo: llegar a tiempo para coger el tren de Cuamba a Nampula. Me han hablado maravillas de ese trayecto en tren y quiero vivir la experiencia de hacerlo en plena sabana africana. El viaje hasta Cuamba, nuevamente en chapa, me pone a prueba. A pesar de estar relativamente cerca, tardamos tanto como en el anterior trayecto en chapa. La carretera, de tierra, está intransitable. Nunca pensé que se podría circular por ella. Pero llegamos.
Las carreteras en el norte del país, de tierra, están en condiciones muy malas. Forma parte de la experiencia de viajar por el país
Cuamba es una ciudad polvorienta, pero tiene algo que engancha. De nuevo, tiene todo lo que espero de África. Su gente, sus paisajes, su sol... Pero después de un paseo, toca descansar. Al día siguiente, una vez más, hay que madrugar. El tren sale a las 5 horas hacia Nampula.
Vendedores ambulantes a la llegada del tren Cuamba-Nampula. Todo un espectáculo
Después de más de 12 horas de viaje en tren, llego exhausto. En todos los sentidos. En las últimas horas de ese viaje en tren, pensaba por momentos, que nunca llegaría. Y ahora, pienso que ojalá ese viaje fuese interminable. Sin duda, y como contaré también, ese viaje ha sido uno de los más maravillosos que he hecho en mi vida.
Nampula es la ciudad más importante del norte del país. Aún así, decido estar solo una noche y emprender viaje al día siguiente a Ilha de Moçambique. Antigua capital y a la que le dio nombre al país. Allí estaré tres días. Tres inolvidables días.
Ilha de Moçambique combina autenticidad junto con una historia que resume la esencia del país
De Ilha pongo rumbo, de nuevo, a Nampula. Desde su aeropuerto vuelvo a Maputo. La única manera (rápida) de llegar a Vilankulo, mi próximo destino. El vuelo regular de LAM de Maputo a Vilankulo es una pequeña avioneta. En ella, todos blancos. Supongo que turistas, todos. Vilankulo es un lugar turístico, frecuentado por viajeros europeos pero, sobre todo, sudafricanos.
Va llegando el final del viaje y en Vilankulo toca descansar un poco
Desde Vilankulo tengo la oportunidad de conocer el Parque Nacional de Bazaruto, de una belleza indescriptible. Un auténtico paraíso y una de las joyas de África. Un conjunto de islas que parecen de otro mundo.
¿Cómo es posible que en semejante paraíso pudiese estar yo sólo? Más que recomendable
Después de otros tres días en Vilankulo, llega poner casi punto y final al viaje. De nuevo a Maputo. Último día en la capital antes del regreso.
En mi último día en la capital, me da tiempo para pasarme por la Associação dos músicos moçambicanos en Maputo
Ahora sí, mi vuelo de vuelta ya me espera. Me llevo todo esto. Me llevaré a Mozambique siempre conmigo. Espero que ahora en estas páginas te adentres en un país único y que puedas disfrutar tanto de él, como yo lo he hecho. Hasta pronto, Moçambique!